Desgarros del LCA: Causas, Tratamiento y Rehabilitación
El ligamento cruzado anterior (LCA) es una estructura estabilizadora importante dentro de la articulación de la rodilla. Las lesiones del LCA son frecuentes en actividades deportivas, así como lesiones traumáticas. Aproximadamente 200.000 casos se reportan en los Estados Unidos anualmente. Típicamente, la lesión en el LCA causa desgarros de la estructura, ya sea parciales o completos. La gestión de los desgarros de LCA implica una serie de principios no quirúrgicos y quirúrgicos. En este artículo, se analizarán las causas de los desgarros de LCA, y se resaltarán las opciones de tratamiento.
El LCA es el ligamento que se lesiona con más frecuencia en la rodilla. El mayor número de desgarros de LCA se ven en lesiones atléticas sin contacto; las mujeres sufren más lesiones que los hombres en todos los deportes. Por lo general, el LCA se desgarra cuando un atleta que está corriendo o saltando tiene una desaceleración repentina y cambia de dirección (por ejemplo, maniobras de corte o pivote) que causa rotación femoral y estrés valgo contra una tibia fija. Los desgarros de LCA relacionados con deportes de contacto también se ven y generalmente se deben a un golpe directo a la rodilla, causando hiperextensión de rodilla y deformación del valgo. En colisiones de vehículos de motor, se pueden ver casos de lesión del LCA. Las lesiones traumáticas y de contacto del LCA a menudo se asocian con daños en las estructuras proximales de la rodilla, incluyendo el menisco, cápsula articular, cartílago articular y hueso subcondral.
Después del diagnóstico adecuado por un especialista médico, se puede comenzar el tratamiento de la lesión. La atención se enfoca primero hacia el manejo agudo y consiste en reposo, hielo, compresión de la rodilla lesionada y elevación. Se puede limitar el peso sobre la extremidad utilizando dispositivos de asistencia adecuados (por ejemplo, muletas). Los antiinflamatorios no esteroideos son suficientes para controlar el dolor. La decisión sobre la aplicación de un tratamiento quirúrgico o no quirúrgico depende del alcance de la lesión, los objetivos del paciente, las demandas sobre la rodilla y la salud general del paciente. Por lo general, si las lesiones sufridas afectan múltiples estructuras de rodilla (como se ve en lesiones traumáticas y de contacto), necesitan reparación quirúrgica. Los estudios han sugerido la medición de parámetros específicos (por ejemplo, cambio de pivote, traducción estática) para guiar la intervención operativa. Una revisión sistemática reciente mostró que la intervención quirúrgica ofrecía un alto retorno a la tasa de actividad; sin embargo, no hay estudios a largo plazo que comparen directamente las tasas de retorno al deporte entre la gestión quirúrgica y la no quirúrgica.
El manejo no quirúrgico está dirigido a la terapia de rehabilitación. El objetivo de la terapia es mejorar el rango de movimiento de la rodilla. Los ejercicios comienzan con movimientos de cadena cinética cerrada para fortalecer los extensores y flexores de rodilla. A continuación, se introducen movimientos de cadena cinética abierta, pero el consenso indica que estos ejercicios no deben iniciarse antes de las seis semanas posteriores a la cirugía. Hay evidencia limitada sobre el mejor momento para iniciar los ejercicios de cadena cinética abierta en el manejo no quirúrgico. Además de ejercicios específicos de rodilla, se recomiendan otros ejercicios para mejorar el equilibrio, propriocepción y fuerza abdominal. Los músculos isquiotibiales son el grupo muscular primario que apoya el LCA y el fortalecimiento de los isquiotibiales es un aspecto crítico de la rehabilitación. Hay evidencia limitada sobre el mejor momento para volver a jugar; la mayoría de los médicos aprueban el reinicio de actividad deportiva si las extremidades inferiores demuestran aproximadamente la misma fuerza en todos los grupos musculares principales, tienen el mismo equilibrio al estar parado sobre un solo pie, tienen la misma capacidad para realizar movimientos dinámicos en todas las direcciones, y pueden realizar movimientos específicos del deporte a toda velocidad sin dolor o inestabilidad. En promedio, este proceso toma de 8 a 12 meses, tanto en casos quirúrgicos como no quirúrgicos, hay evidencia que sugiere que los pacientes altamente motivados regresan a jugar en menor tiempo después de la intervención quirúrgica.
El LCA es una estructura ligamentosa importante en la rodilla y los desgarros se ven comúnmente en lesiones atléticas y traumáticas. El tratamiento inicial se enfoca en el control del dolor agudo y la inflamación. La decisión de realizar una cirugía depende del grado de lesión, el perfil del paciente, así como de las exigencias impuestas en la rodilla. Tanto el manejo quirúrgico como el no quirúrgico requieren una rehabilitación exhaustiva que esté orientada hacia el fortalecimiento muscular y la propriocepción. Es importante destacar al paciente que el proceso de rehabilitación toma tiempo y se debe fomentar la participación del paciente con el fin de maximizar el potencial de recuperación.
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